

Se pone fin así al peculiar anacronismo de este pequeño reducto de 198.000 habitantes que frente a 40 millones de españoles hemos exhibido (lo preocupante es que algunos con devoción y órgullo de raza) al generalísimo en el centro de la ciudad, 33 años después de su muerte. Pero colorín, colorado este cuento no se ha acabado.
A De la Serna se le ha olvidado decir qué va a hacer con el escudo de la república, y siguiendo el error conceptual en el que persevera nuestro alcaldísimo (equipara dictadura a república, ¡qué delirio!), surge la siguiente cuestión:
A De la Serna se le ha olvidado decir qué va a hacer con el escudo de la república, y siguiendo el error conceptual en el que persevera nuestro alcaldísimo (equipara dictadura a república, ¡qué delirio!), surge la siguiente cuestión:
¿El escudo de la república tiene derecho a ocupar un lugar de honor junto al caudillo en el futuro Museo de la ciudad, cuyo contenido -por cierto- aún no se ha definido?
¿o pasará el resto de la existencia condenado al olvido en un almacén municipal?
A lo mejor le junta con el generalísimo porque, aunque no se atreve a decirlo claro, el caudillo no vuelve a salir del armario ¡Arriba Santander!
1 comentario:
A lo mejor lo pone en el mismo museo en que está la fuente aquella que apareció durante las obras del Mercado del Este...
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